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11 sept 2011

Un poco más sobre El reino de las mujeres

Bien en esta parte del libro, Ricardo Coler nos habla sobre el Budismo, religión profesada en la mayor parte del territorio Chino, y su origen.



Seiscientos años antes de la era cristiana Siddharta, hijo del monarca de Lumbini, era un príncipe cuyo camino había sido trazado por su padre, tenía su futuro armado y al mismo tiempo no sabía diferenciar entre lo que quería y lo que se esperaba de él.

Obsesionado por aislarlo del dolor, el monarca había ordenado reemplazar a cualquiera del personal que mostrara signos de envejecimiento, el rey deseaba ocultarle a su hijo que la muerte se anunciaba a través de la piel. Por lo cual Siddharta suponía que la juventud era una edad eterna, pero en ocasiones durante sus paseos fuera de las fronteras del reino conoció a personas que mostraban todo lo contrario; un hombre enfermo,  una anciana y un mendigo santo repleto de espiritualidad y además se topo con un cortejo funerario. Se dedico a observar más a las personas que lo rodeaban, entre ellas a las cuatrocientas mujeres que formaban su harén y vio las penurias que enfrentaban: el desconsuelo. Fue así como se dio cuenta de que no solo se gozaba con el cuerpo. Dicho príncipe creía que después de esta vida se reaparece en otra y luego en otra y en otra más y se dio cuenta de que la reencarnación, más que un volver a vivir, implicaba repetir un ciclo de sufrimiento.

Para el budismo, la muerte definitiva, aquella que no lleva a reencarnar en otro cuerpo, puede resultar un bien preciado, por lo cual su objetivo es evitar dicha reencarnación.

Siddharta después de meditar sobre la vida y sus placeres, decidió convertirse en asceta -lo que implica estar alejado de lo material, quedarse casi sin comer, beber y andar semidesnudo- después de seis años de privaciones y de tanto entusiasmo en tal proyecto, su aspecto era lamentable y apenas le era posible mantenerse de pie, además de que no logro alcanzar el estado de espiritualidad que deseaba. Se dio cuenta de que el desborde en la sensualidad lo embrutecía y que castigar su cuerpo en exceso no lo acercaba a la luminosidad: sólo lo volvía más delgado.

Después de meditar bajo el árbol de la sabiduría alcanzó la iluminación que deseaba, convirtiéndose, así, en Buda. Se dedicó a predicar sus conocimientos. Su filosofía consistía en lograr abolir el deseo y así evitar el sufrimiento por no poder satisfacerlo, ya que el deseo es causa de sufrimiento debido a que si no se desea, nada habrá que esperar. Y si nada esperamos nunca habrá padecimiento por algo que no obtuvimos.



Esto es todo por el día de hoy… continuaremos la siguiente semana.


Recuerden no darse por vencidos nunca,
pero no por ello se olviden de ustedes mismos!!!

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